EL PORVE LO DEJÓ ESCAPAR


EMPATE MENTIROSO Y 
FINAL CON ESCÁNDALO

El Porvenir igualó como local 2 a 2 ante Liniers, luego de ir ganando 2 a 0, en un partido que debió ser goleada para el Porve, que no se pudo cerrar y terminaron escapándose tres puntos más que importantes pensando en las dos tablas.

A los 5 minutos de juego el local ya mostraba el camino; pelota de Argüello al vacío para Ferreyra, derechazo del volante y el arquero Monllor que la envía al tiro de esquina. Minutos más tarde, una gran escalada de Fragueda terminó con un remate de media distancia del lateral derecho que se desvió en un defensor visitante y salió pegado al palo. El Porvenir manejaba pelota y juego, tocando por abajo, en una cancha pesada por la lluvia, desprendiéndose del balón rápidamente desde el mediocampo, buscando sorprender por las bandas, con Asim por izquierda (de gran primer tiempo) y Ferreyra por derecha, con Argüello en su mejor versión (toque, gambetas y asistencias) y el trabajo del doble cinco, Lovisa y Segovia, recuperando, distribuyendo y pisando el área rival.

Y así llegaron los goles. Pasando los 25 minutos, después de una gran jugada colectiva, la pelota derivó en Diego Ferreyra, centro cruzado al área, a espaldas del lateral derecho Acosta, y Segovia que define con una tijera estupenda para derrotar a Monllor. Golazo del Porve, que no se conformó y fue por más. En una pelota parada, el balón le queda servido a Javier Peralta para convertir, cuando lo tocan de atrás. Claro penal que ni el árbitro Iglesias (de pésimo arbitraje) ni el asistente vieron. Pero el segundo gol llegaría cerca del final. Desborde de Ferreyra por derecha una vez más, toque al área, rebote que deriva en Fernández, pase atrás para Lovisa que remata, rebote de Monllor al medio y Lovisa arremete para empujar la pelota al gol.

El 2 a 0 era merecido y exiguo. El Porvenir fue mucho más y pudo haber aumentado con un mano a mano que Monllor le tapa a Fernández. Seguro en defensa (buen debut de Quiñones en el lateral izquierdo), con un mediocampo ágil y de buen pie y una delantera picante, El Porve borró del partido a un Liniers que casi no pisó el área de Peralta.

Para el segundo tiempo, con el ingreso de Lipo por el Argüello visitante, Liniers se adelantó y atacó por la banda derecha, a espaldas de Asim, y comenzó a merodear las cercanías de Manuel Peralta, pero sin demasiado peligro. El Porve, parado de contra, salía rápido con Asim, Ferreyra y Fernández y quedaba mano a mano con los defensores rivales. Una contra que no pudo definir Fernández, un tiro libre de Argüello que tapó Monllor al corner y un remate alto de Lovisa pisando de frente el área fueron las chances del local para aumentar el marcador y cerrar el partido.

Liniers avisó con un cabezazo de Villalba que tapó Peralta a puro reflejo y empezó a apurar con centros al área. Con la salida del Argüello local (ingresó Benítez), El Porve tuvo menos la pelota y Liniers aprovechó su momento a pura efectividad. Cerca de los 30 minutos, corner ejecutado al primer palo, cabezazo al segundo y Villalba que la empuja ingresando libre. Descuento y preocupación, que sería aún mayor cuando a los 35’, Villalba recibe la pelota en el área, acomoda el cuerpo y saca un muy buen remate al segundo palo que se clava en el ángulo izquierdo de Peralta. El 11 visitante, que debió haberse ido expulsado en el inicio del complemento por una falta desde atrás estando amonestado, se convertía en el goleador que rescataba un punto para un Liniers que fue claramente inferior al Porvenir.

De allí al final, sólo quedó la apresurada expulsión de Quiñones por una infracción que era para amarilla, un cabezazo alto de Benítez y un remate a la carrera de Ángel Cuevas (ingresó por Ferreyra) que se perdió por el segundo palo.

Demasiado premio para Liniers, que aprovechó las escasas jugadas de gol que generó y se llevó el empate. Demasiado castigo para El Porve, que hizo todo el gasto, jugó un excelente primer tiempo, se quedó corto con la ventaja y luego no supo cerrar el partido y se quedó masticando bronca luego de dos distracciones que costaron caro.

Párrafo aparte para el final del juego, con los insultos hacia Luis Ventura, los golpes a su hijo Nahuel que salió a defender a su padre y la trifulca generalizada en la que se trenzaron un grupo de plateístas con jugadores y cuerpo técnico, que acudieron a la zona donde se originó la violencia preocupados por la presencia de familiares y amigos. La irracionalidad terminó manchando una tarde en la que la bronca dentro de la cancha por un empate injusto ya era suficiente como para que se trasladara desde afuera hacia adentro de manera innecesaria.

Ramiro Pita